Por si a alguien pudiera interesarle
subastaré las parcelas de mi desierto
que aún no han sido alcanzadas por los naufragios
de mis barcos derrotados...
Como gobernador
encontrará usted
a un pirata que todavía cree
en el nombre que tatuó en su pecho.
Pero no le diga al pirata
que ha naufragado,
sus ojos parchados por exceso de sol
no podrían soportar la verdad con sus agujas infectadas..
Por si algún día llega el naufragio,
este desierto, no lo imagine sin agua
hay un ojo de donde salen gotas saladas
que no se toman
pero que adornan el paisaje
necio de un desierto
que segura haber sido océano
desierto,
de cierto modo necio
que se siente mar y simula el oleaje
con sus lágrimas.
En la subasta
de los restos del naufragio
entregaré también las escrituras de un silencio
que al confesarlo todo
se suicidó irremediablemente
pero eso le pasa a un silencio como el mío
que soñaba con ser escuchado...
Este desierto tiene dos manos y dos pies
los pies ya son rocas cansadas
pero las manos quizá le sirvan como referencia
o como dedos para dibujar mapas
Tras el naufragio,
a este desierto le gustan los mapas
y los laberintos.
Por si a alguien pudiera interesarle
subastaré la parte de este desierto
que aún no ha conocido la humedad de la lluvia
y la proa de papel del barco del pirata
que sufrió daños colaterales.
No es triste este naufragio,
aunque parezca.
Por si algún día naufrago,
pisen mis huellas en la arena
reescriban la historia del pirata
al que le corría sangre proscrita
por las venas.
Y sí han de olvidar algo,
que sea al pirata,
pero jamás su barco de papel
armado hasta el mástil
con sueños prohibidos
y cañones cargados de
utopías.
®2023, Andrés Castuera-Micher
De mi libro inédito: Renglones por si acaso.
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