Sus compañeros de oficina le vieron salir con dos cajas llenas de las pocas pertenencias que pudo recuperar.
Nadie dijo nada cuando iba abandonando el tercer piso.
El oficial de la salida le hizo sacar una por una las pertenencias que había amontonado en las dos únicas cajas de cartón que le pudieron facilitar en el archivo y revisó las pertenencias de una manera tan meticulosa cómo si alguien lo hubiera ordenado, o quizá porque así fue...
El oficio era muy claro en los despachos de todos los directores de área...
...nadie dijo nada cuando la vieron salir del edificio
Sólo su secretaria le hizo un guiño de compasión cuando ni siquiera pudo abrirle la puerta del despacho, pero toda la lealtad que habían logrado consolidar por más de ocho años, se reducía a la amenaza de correr la misma suerte y a estas alturas, con dos hijos que mantener, Marichuy no tuvo la oportunidad de arriesgarse, olvidando todas y cada una de las veces en que Mariana le había apoyado para sacar adelante a sus pequeños...
Marichuy no fue la única que olvidó lo que Mariana había compartido con todas y con todos ellos, la gran amiga, la más inteligente del grupo, la que siempre los sacaba de apuros, hoy era una ladrona, una mentirosa y que además, había transgredido la moral de la manera más vergonzosa...
...y tenía que irse.
Todos y todas las que contemplaban la marcha de su gran amiga, aliada, jefa, compañera y colega, que de la forma más fúnebre se dirigía a la esquina a buscar un taxi porque el auto también resulto ser de la compañía, no obstante haberlo ganado por sus cinco años de alta productividad...
todo eso se había olvidado...
Ricardo nunca entendió lo que quiere decir "no"... Pero cuando tuvo el poder de la oficina en sus manos, decidió que no había un "no" lo suficientemente fuerte para entrometerse en su camino...
Desde la primera vez que la vio decidió que esos senos firmes, discretos y siempre acomodados celosamente debajo de un suéter, tarde o temprano serían suyos...
Ricardo siempre tuvo poder... pero el día que su tío, dueño de la empresa, le otrogó la dirección general, Ricardito se volvió una amenaza real...
Mariana fue cambiada de piso por órdenes del nuevo Subdirector, que recibió órdenes del nuevo director general.
Le dieron una nueva oficina, una secretaria y una computadora nueva...
A los dos días de estrenar su oficina, entendió que no era su capacidad lo que le había valido ese sitio, detrás de todo estaba Ricardo y detrás de Ricardo estaba su tío... y detrás de su tío un poder incalculable...
Mariana dijo que no.
Ricardo inistió.
Mariana dijo que no.
Ricardo le rompió el suéter para ver esos senos que había esperado conocer durante años.
Mariana dijo que no y gritó.
Ricardo cerró la puerta de la oficina con seguro e informó por teléfono que todo estaba bien...
Mariana dijo que no.
Ricardo la azotó contra el escritorio, le jaló los cabellos atorándoselos con el cajón del escritorio, mismo que cerró con llave.
Mariana lloró, gritó y pateó a Ricardo cuando comenzaba a desabrocharse el pantalón...
Ricardo le pisó los pies con mucha fuerza y las manos las ató con el cable de la nueva computadora...
Mariana trató de morderlo, Ricardo le cerró la boca con un cinturón.
Alguien tocó a la puerta de la oficina.
Mariana sintió un alivio que le duro tan solo hasta darse cuenta de que tras algunos murmullos, Ricardo volvió a cerrar la puerta y descolgó la bocina del teléfono...
Ricardo penetró el cuerpo lastimado y humillado de Mariana y la penetro con la fuerza que tantos años de negativa habían acumulado en ella...
Dos horas después, Mariana ya no grita.
Ricardo ha fotografiado el cuerpo de Mariana, cada detalle...
Ricardo se va.
Mariana confundida busca su celular.
Ricardo se lo ha llevado.
Mariana sale a pedir ayuda...
Un par de policias entran por ella...
Mariana grita.
Los policias esposan a Mariana y la sacan semi desnuda y con el cabello mutilado con unas tijeras al no ser posible abrir los cajones. La llevan por el elevador privado hasta el sótano, donde la patrulla espera impaciente...
Mariana lleva más de cuatro horas recorriendo calles desconocidas, y dos horas después, espera en la patrulla estacionada en un viejo sótano rodeado de autos viejos y abandonados.
Mariana es presentada en la madrugada ante el Ministerio Público de una alejada agencia del Ministerio Público en una de las colonia más apartadas de la Ciudad.
Junto con Mariana son presentados tremendos fajos de billetes que según los oficiales fueron encontrados en la cajuela de su auto y una serie de objetos de valor, pertenecientes al tío de Ricardo, que Mariana jamás había visto...
Los golpes de Mariana no fueron asentados en el acta.
Según el más gordo de los oficiales, quien presenta el arma con la que Mariana los amenazó, sólo se estaba defendiendo.
Mariana es acusada de robo, abuso de confianza, resistencia a terceros, agredir físicamente a dos oficiales y doce cargos más que ni siquiera fueron leídos.
La declaración de Mariana es asentada a cuenta gotas ante las risas y preguntas indiscretas de los oficiales...
A las cuatro y media de la mañana llega Ricardo a la agencia del MP Tláhuac con dos abogadas de la Compañía dispuestas a otrogar el perdón...
Mariana no ha podido llamar a nadie...
Mariana no dice nada.
Mariana rechaza la primera oferta.
Mariana es llevada al reclusorio de Santa Martha...
En el camino, Mariana escucha la segunda oferta... y comienza a llorar.
Después de cuatro dias en la cárcel Mariana recibe la visita de las abogadas del tío de Ricardo con la última oferta...
Mariana no quiere que a su padre le pase nada y ver las fotos en las redes sociales no le parece la mejor alternativa....
En la oficina de Mariana no han sabido de ella en una semana, pero el Director General y dueño, ha relatado en una junta que se extendió por horas que saben que hay cómplices del robo multimillonario que la hoy procesada Mariana García Lozano cometió contra la empresa y que todos aquellos que tengan alguna relación con ella correrán la misma suerte...
En juntas más pequeñas, la versión de los jefes directos fue más clara.
No sabemos nada, Mariana no puede entrar, y si te cachamos tan siquiera hablando con ella te vas a la calle en ese mismo instante...
Los pasillos no murmuraron nada...
Mariana salió quince días después...
Entró custodiada a la oficina con el par de policías que aquella noche la entregaron al Ministerio Público.
Mariana se fue en silencio, como ladrona... Además se habló de las relaciones que había sostenido con más de siete trabajadores... entre otras tantas anécdotas que en tan sólo una semana eran los temas de moda en la oficina y en las redes sociales de los 234 empleados y empleadas...
Mariana sigue esperando el taxi...
Sólo quiere llegar y ver que, a su padre, no le ha pasado nada.
Perdón, Mariana, perdón.
© Andrés Castuera-Micher
Publicado en mi libro ¿Sabes Algo de Mariana? (2012)
Fotografía de la adaptación teatral realizada en 2016.
Actriz: Paola Moz