me vendría bien un amigo,
o un hermano que no me niegue nunca.
No me caería nada mal un padre
o mejor, un amigo, es mas fácil.
Estoy con tanto que pedir, que no sé como expresarlo.
Me muero de ganas de golpear a un policía,
a un pendejo, a un profeta,
de romperme la madre
con diosa aunque no tenga tiempo para mi.
Me vendría bien un trabajo
detrás de un escritorio
copiando textos de un jefe estúpido con la secundaria apenas terminada, sucumbir ante las órdenes de un burócrata.
No me caería mal una hamburguesa en Mac Donalds
que me pasé el socialismo utópico del hígado al recto.
Me vendría bien
un viaje a las montañas
para subir y no bajar nunca,
una rebaja en las pastillas
que mienten y no dejan llorar
aunque me despedacen las venas y el riñón.
Me vendría bien una navaja
pero con libre albedrío
para que brinque el cerco de mi cobardía
y me saque la sangre de poquito en poquito
hasta que no duela.
Me vendría bien un abrazo
aunque sea por lástima
pero a estas alturas
de la soledad,
un abrazo no se le niega a nadie.
Me vendría bien un trago en la Habana,
caminar por mi vieja Habana
rodeado del mundo en el que yo si creo o, ya jodidos... hablarle tumba a tumba a Guevara y decirle,
aunque no le importe,
que sé quien lo mató y que también los odio.
No me caería nada mal
una bala pérdida,
en un atentado contra la embajada gringa,
aunque después en los periódicos nadie se acuerde de mí.
No me caería mal un salario,
para que al menos mis hijas
puedan no enterarse de nada.
A mis hijas
no les caería nada mal
un padre mas sensato,
menos idealista
aunque las quisiera
un poco menos.
No me caería nada mal
una última noche con ella
para cerrar los ojos y los oídos y creerle otra vez todo.
Resumiendo, no me vendría mal un amigo,
una noche en la Habana
un paseo por las nubes,
buen sexo con piel morena.
No me vendría mal
morirme cinco minutos,
pero morirme de veras.
®2006, Andrés Castuera-Micher, inédito.
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