no sabes como me dolió verte llorar tanto
y como me duele seguir oyendo tu llanto
a cien pasos de donde estás ahora.
Antes que nada quiero que sepas
lo mucho que sufrí al salir por la puerta café
sabiendo que no regresaría esa noche, ni la otra, ni la siguiente.
No tengo corazón para pedirte que lo entiendas
¡Que carajo vas a entender a tus cinco!
¿Por qué coño habrías de entender sí viste que
se iba a quien tanto amas?
Pequeña de ojos tristes perdón por haberte dicho adiós
cuando siempre te enseñe a que dijeras “hasta luego”.
Disculpa si no pude traerte conmigo
pero no te llevo conmigo porque no sé a donde voy,
quédate mejor entre esos brazos fuertes
que te cargaron hace unos años y a mí
me abrazaban hace unos meses.
No sabes como me duelen esas lágrimas
tan pequeñas. y tú aún más pequeña
y esas preguntas tan grandes
y esos “porqués” tan llenos de razón
y tan carentes de respuesta.
Me duelen otro tanto las tareas que ya no haremos juntos,
tus letras tan chuecas
y esas risas borrando las tachas de la maestra.
tus letras tan chuecas
y esas risas borrando las tachas de la maestra.
Siento raro que serán otras manos
las que han de sacar punto al viejo lápiz.
Tus abrazos, esos que no querían soltarme,
tus manitas empuñadas de coraje e impotencia,
tus ojos tan llenos de agua y tus palabras tan llenas de razón
todo eso me hace titubear.
Miro atrás y que pequeña se ve a ciento cincuenta pasos
la gran puerta café tras la cual esperabas
mis ruidos.
Pero que lejos estoy...
sé que en veinte pasos más
seguirás tan triste como yo
y mirarás a mamá y le preguntarás por mi
y mañana querrás que todo sea un sueño
e iras a lanzarte a la cama sobre mí, pero antes de que no me encuentres,
debes saber que no fue fácil,
y que menos lo será sin tu carita esta noche.
¿Qué te puedo decir de la libertad?
¿De los sueños?
¿De lo que hay mas allá de la puerta café?
No sé si quieras saberlo pero voy tras un sueño,
un sueño que no pude soñar entre esas paredes
en que tu y yo soñamos tantas veces...
Pero este es un sueño de esos que nunca se hacen realidad
pero uno va tras ellos no obstante.
Princesa de ojos tristes,
ojalá y ya no estés llorando
y refugiada en la estúpida magia de Disney
hayas encontrado una pantalla pa’olvidar un rato...
Nenita, qué te pueden escribir estas manos
que no te acarician el pelo ahora
y que te cargaban a unos minutos de haber nacido.
Estas cobardes que necesitas ahora
y que no, que no están pero que,
aunque no sepas leer aún,
escriben para cuando leas...
Verás pequeña de los ojos tristes,
tengo que irme porqué mamá no me soporta
y porque yo ya no me soporto.
Se que verás a tu madre con rencor pero no la culpes nenita,
ella no hizo mas que decir la verdad
y las verdades a estas alturas de la vida duelen.
Pero hay una verdad que nunca dolerá
y esa es que te amo y que te extraño
y que me duele, ¡carajo, como duele!
Como duelen esos regresos del colegio,
esas letras chuecas,
esas tardes tirados en el sofá.
Como me duelen desde ahora tus preguntas de la vida...
Pequeña de los ojos tristes,
ojalá y puedas perdonarme,
pero yo te quiero feliz
y para eso tengo que ser un poco más feliz
y mi felicidad esta tras las montañas
y tras las montañas, debo ir solo.
Pero una vez cada cuando, tocaré la puerta café,
y si estás dispuesta charlaremos, reiremos, lloraremos...
Pequeña de los ojos tristes,
quizá a estas horas estés durmiendo
y quiero acariciarte con mi pensamiento
para que sepas que nunca te olvido.
Pequeña de los ojos tristes,
a tantos días de cruzar la puerta café
y a unas horas de haberte dejado frente a ella,
como cada quince días, termino esta carta,
y no te pido que seas fuerte porque ni yo lo he sido.
Mejor te propongo que juntemos
nuestra debilidad por las noches y si el llanto te vence
estaremos haciendo lo mismo.
Leerás esta carta algún día,
quizá a tus trece o a tus quince o a tus dieciocho
o el día de tu boda o después de que tu viejo haya muerto,
por eso, antes de irme, quiero agradecerte por esos días
que vivimos juntos, y por los muchos tantos que viviremos
juntos estando separados.
Pequeña de los ojos tristes,
nunca olvides al “papo”
que este ermitaño escritor e idealista,
donde quiera que esté, esta soñando,
es lo único que sabe hacer
y nunca
nunca habrá de olvidarte.
Por siempre: papá
®2006, Andrés Castuera-Micher, publicado en mi libro "Circulo Cromático"
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ahh senti nudo en la garganta, soy una de las niñas que te molestaron ayer en tu trabajo para hacerte unas preguntas para la escuela.. gracias! que bonito trabajo, ya esperamos tu pelicula
ResponderEliminarandrea
no inventes esta padrsimo!!!!
ResponderEliminarsiempre eh creido que los mejores textos se dan por que salen del corazon y pareciera que tu dejaste un pedacito aqui
muchas felicidades por este trabajo.
exito y buena vibra ANAIS
Hay nudos que se forman en el corazón y resulta que a veces se reconocen experiencias propias en letras ajenas. Eso es lo que me ha pasado ahora.
ResponderEliminarLa diferencia es que en algún momento yo fui esa niña que veía irse a su padre. La que extrañaba, la resentida, la que lloraba mucho, entendía poco y cuestionaba todo.
Tú escribiste esto siendo Padre y yo lo leí siendo Hija.
Te mando un saludo, un abrazo y toda mi admiración.
T. M. C.
P.D. Gracias...
A mi me tocó vivir lo mismo siendo hija... Pero que diera xq mi padre cuando menos hubiera sentido el 1% de lo que tú has dejado plasmado en nuestros corazones.
ResponderEliminarSé que aunque ya soy adulta hay muchas como yo que sintieron en el alma tus letras.
Mil gracias por esto tan hermoso.
Andy, como en cada poesía te entregas por completo. Hay un párrafo que me llegó en lo profundo... "Leerás esta carta algún día, quizás a tus trece o a tus quince años o a tus diesiocho o en el día de tu boda o después de que tu viejo haya muerto, por eso antes de irme, quiero agradecerte por estos días que vivimos, y por los muchos tantos que viviremos juntos al estar separados", tan triste realidad que día a día se vive y conozco bien tu historia como para no entender el mensaje. Muchas gracias como siempre por compartir esos sentimientos tan puros y profundos. Te quiero mucho ^o^ ;-)
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