¿Sabes si volverá a sonreír?
¿Sabes si olvidará?
Debes saber que Mariana era muy pequeña, tenía apenas cuatro años...
Era una niña muy inquieta, risueña, cariñosa y sobre todo una niña con ganas de vivir, de correr, de jugar... de crecer...
Pero la madre de Mariana, tenía otros planes para ella, desde que se separó del papá de Mariana, la pequeña lloró mucho, pero a su mamá se le ocurrirían muchas maneras de hacerla callar... no se valía extrañar a papá, ni siquiera le podía hacer dibujos... los fines de semana eran cortos y el lunes, el martes, el miércoles y el jueves parecían eternos... esos días tenía que esconderse del nuevo novio de mamá...
Mariana quería decírselo a su papa, pero su madre la amenazaba, y un día le dijo que Héctor era un buen hombre, no cómo su padre y que le enseñaría cosas lindas y así comenzaron las caricias a destiempo, los dedos en lugares pequeños, inmaduros, y las amenazas...
Mariana se lo dijo a su mamá, que eso no le gustaba, que le dolía, que le iba a decir a papá, pero Héctor, el nuevo novio, comenzó a volverse más agresivo y su madre siempre cuidando que la hermana mayor de Mariana no viera nada y convenciendo a Mariana de que si la tocaba y le hacía todas esas cosas lindas era porque la quería, así como a ella, que también la quería y le hacía lo mismo...
Debes saber que Mariana lloró mucho porque quería decírselo a papá, pero un día Héctor y la madre le dijeron que si abría la boca con el pendejo de su padre lo iban a matar y entonces Mariana decidió a sus cuatro años tener un papito vivo y aguantar...
Pasaron muchos muchos muchos Lunes y más Martes y Miércoles interminables y bastantes Jueves, pero un día tuvo el valor de decirle a su papá lo que el novio de mamá le hacía y que mamá lo sabía y que mamá decía que estaba bien; pero que por favor la salvara, la escondiera aunque fuera en el cuarto más pequeño pero que no la llevará nunca más con Héctor y la madre...
Papá quiere mucho a Mariana y comenzó a llorar desde ese día y para siempre, porque le habían roto la sonrisa a su pequeña.
Papá llevó a Mariana con la policía, y la pequeña fue muy valiente y les contó todo, pero mamá llegó gritando que papá se la había robado y que la había amenazado por que estaba celosos de Héctor.
Nadie le creyó a papá.
Tuvo que pagar por la mayoría de los papás que son malos, que golpean, que mienten.
Pero Mariana gritó tanto cuando mamá se la quiso llevar de nuevo, que tuvieron que preguntarle más cosas a solas, y con doctores y con señoras y señores que ni conocía y como si le hicieran un favor, la dejaron regresar a casa de su padre en lo que "seguía la investigación"...
Madre amenazó a papá y le avisó a Héctor para que se escondiera y siguieron a papá, a Mariana y a la hermana por todos lados, con amenazas, gritos, pistolas, querían volverlos locos...
Mariana sólo dijo la verdad, pero a papá nadie le creyó. Mariana descubrió a su corta edad que en este país las mamás siempre eran buenas y los papás siempre eran malos sin importar que esta vez, mamá no hacía lo correcto...
Pasó mucho tiempo, muchas visitas a la policía a los doctores, muchas preguntas... a Mariana le preguntaron lo mismo más de cien veces...
Un día madre intentó llevársela a la fuerza de la escuela, papá luchó como si fuera un super héroe para que no sucediera, pero cómo no es un super héroe y los policías no le creyeron, se llevaron a papá en una patrulla y a Mariana en otra y los separaron.
Estuvieron más de dos días sin verse, dejando a Mariana y su hermana en un cuarto solas, sin saber lo que pasaba, sin siquiera un juguete y mucho menos hablar con papá, hasta que una señora con cara de mala y sin estar convencida, dejó que se fuera de nuevo con papá, pero le dijo con voz grave que solo sería hasta que se llevará a cabo el juicio, que se hicieran a la idea de que tarde o temprano tendría que regresar con su mamá, que así eran las cosas...
Y a Héctor ni siquiera lo buscaban.
Por papá fueron los policías como veinte veces. En varias ocasiones se lo quisieron llevar a la cárcel porque en este país los papás son los malos... y la madre le decía a todo el que podía que papá se había robado a las hermanitas...
Un día Mariana tuvo que ir con una juez, una juez que no le creía nada a papá y esa juez le dijo que lo mejor era que se fueran con su mamá pero Marianita dijo que no porque Héctor le volvería a hacer todo lo que le hizo y que a su mamá le gustaba que le hicieran eso.
Después de muchas muchas horas, la única persona que le creyó a papá por primera vez , escribió en un papel que por el momento quedaban bajo la custodia temporal del padre...
Mariana y su papá tuvieron que esconderse porque a papá lo buscaba la policía que había recibido mucho dinero de mamá para que se lo llevara, y ya había inventando muchas cosas, de que papá pegaba, de que robaba y hasta llegó a decir que el que las abusaba sexualmente era papá...
A Héctor nadie lo encontraba...
Y eso que lo vieron varias veces rondando la casa de papá amenazando a las pequeñas y eso que Mariana un día lo vio afuera de su casa viéndola feo, los únicos que no lo veían eran los policías..
Un día apareció y se lo llevaron a la cárcel, y Mariana pensó que se había hecho justicia....
Mariana ignoraba que tendría que ir decenas de veces a la mismísima cárcel a verle la cara a Héctor y a su mamá quien le gritó mentirosa en cientos de ocasiones y también tendría dejar que toda la familia de mamá la amenazará y a su hermanita y a su papá...
Mariana no entendía porqué todas esas personas que decían quererla preferían defender a un hombre que le había tocado, penetrado, lastimado lugares que la doctora le había dicho que NO SE TOCAN.
La doctora buena y papá, eran los únicos que le creían a Mariana y claro, la familia de papá, pero la de mamá es mucho más grande y es mala y es muy agresiva...
Tuvo que repetir el relato de lo que le habían hecho muchas veces, más de las necesarias y a personas que ni conocía.
Tuvo que poner su pequeña huella digital que creció con ella de los cuatro a los ocho años para que Héctor se quedará al fin en la cárcel...
El juez dijo que se quedaría un tiempo en la cárcel... seis años... pero el ministerio público dijo que saldría en tres... ni siquiera un año por cada año que tenía Mariana cuando le partieron la sonrisa...
Mariana creyó, al fin, conocer lo que es la justicia... a los ocho años...
Mariana no sabe que hay otros jueces, más altos, a los que llaman magistrados que están dispuestos a vender la inocencia, la tranquilidad, la sonrisa y el alma de una niña de cuatro años por algunos miles de pesos....
Héctor salió en "inmediata libertad" por orden de la Cuarta Sala Penal... un magistrado decidió que la madre decía la verdad... y que la declaración de una niña de cuatro años que fue interrogada por más de cincuenta personas diferentes era contradictoria...
Mariana tiene diez años...
Mariana tiene miedo...
Mamá está libre,
Héctor esta libre...
©2012, Andrés Castuera-Micher
Publicado en mi libro ¿Sabes Algo de Mariana? (2012)
Mariana y su papá presos de la intranquilidad....
Y luchando por sonreír en un país donde la sonrisa de una niña se vende en los Tribunales...
Perdón, Mariana, perdón.
Fotografía de la adaptación teatral realizada en 2016.
Actriz: Paola Moz
Mariana y su papá presos de la intranquilidad....
Y luchando por sonreír en un país donde la sonrisa de una niña se vende en los Tribunales...
Perdón, Mariana, perdón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario