Iremos, si no podría morir
en este alcohol traicionero y que alegra como tantas veces
esa pena reprimida y ahogada.
No se si he de llegar a algún lado
pero, a pesar de todo creo aún, en que estos
ojos fueron hechos
para verte así: dejándote vivir por esta noche llenando tus pasos de pecado
y negándole a la pureza en ese ir y venir de tu sonrisa
atada en el beso pagado
de unas manos que sudan
y recorren ese vientre sin precio mientras liquidas la deuda de sangre
y, de pronto,
tu lugar, tu escena queda vacía...
Tu labial se corre por culpa de esas lágrimas sucias,
no hay nada mas en la nada y la botellas vacías
no quieren ser bebidas
tus letanías las escucha
tan solo ese interior.
A tu lado la nube de recuerdos de aquellos tiempos
y como si el tiempo volviera,
de algo,
uno a uno los recuerdos agonizan ...
...que suerte has tenido de caer, tejiendo desgraciadamente
aquel camino que lleno de piedras, de ruedas, de mierdas,
de polvo de piedra.
Caerás así en un rincón y
luego el aire te canta al oído
algo que vibra las cuerdas de tu corazón de guitarra.
Esa pintura testigo de esas tonterías de tu pueblo natal,
sin remedio, eres entonces lo que eres, lo que no quieres ser.
Pero en aquel rincón no puedes escapar
condenada a bailar en una cueva de ladrones,
y sola te pones esas zapatillas a solas
mirando con rencor aquel piano viejo.
Pasos mal hechos
y tu coreografía de lágrimas al suelo.
La bailarina se hizo puta
y sus cabellos se tiñen color rojo-pecado.
Una vela se apaga y aquellos opacos ojos
coronan el tiempo perdido
y aparecen
como maquillaje a la deriva.
Subes ahora esa escalera
de formas confusas al trono
de esa cama de piedra,
de sueños color piedra...
Ocúltate,
detona esas entrañas que no fueron fecundadas ni
por el mas fácil de los amantes
y destierra de tus venas esa
sangre traicionera que no es posible convertir en vino
y que lleva del burdel al paraíso.
El valor no te ha defraudado
y ahora, con aquello que solías afeitar
tu belleza,
haz mutilado la seda de tus manos
y corren listones de vino tinto.
Caen listones de ese rojo color libertad y
cubren esa piel liberándola de tantas manos ajenas...
Has comenzado a volar lejos,
lejos,
lejos de aquella mesa de billar donde
recargado te miré a la luz de una copa de licor barato.
En esta mesa no hay licor
y ya no es aquel lugar
y sólo se ve tu cuerpo solo
callado e inmóvil
pero mas libre que nunca
y ellos,
ellos no te volverán a molestar.
Tu boca cerrada me susurra al oído
esa frase que repite una y otra vez:
“Déjame ir”, “déjame ir” , “déjame ir”
...y entonces,
gota a gota
caen los trozos de humano,
los tuyos y los míos.
Te puedo ver como ángel
hecha trizas
sonriente en ese paso lento
al mas allá
que no es el cielo comercial,
es más bien un lugar de sueños de infancia.
Entras sola
con tu imagen blanca minutos antes de aquel error.
Un par de zapatillas color plata
y tu cabello de un castaño angelical
un, dos,tres
un, dos, tres
como muñeca de caja de música
recorres tu escenario
como bailarina de mundo feliz.
Acá sólo se oye tu música de venas cortadas
que suenan al cristal de esa copa de licor barato.
Baila niña, mujer nocturna
aquí en la noche mala
se entona
tu sinfonía de ausencia.
©2000, Andrés Castuera-Micher
Del poemario Torres y Laberintos incluído en mi libro "Tinta Derramada"
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