He vivido, lo confieso con vergüenza,
lejos del tabaco,
no he fumado nunca
y he vivido, lo confieso con pena,
lejos del alcohol,
no he bebido el placer
de una copa de vino
ni el éxtasis de un trago de tequila.
Decidí, hace un tiempo ya,
que mi único vicio sería el amor y la pasión por una mujer.
Cerca de los treinta, lo confieso,
el único vicio al que entregué mi juventud,
me ha dejado peor que el alcoholismo mas sensato
y el cáncer pulmonar mas genuino.
Además de todo
no me ha dejado agonizante
me ha dejado, el amor,
lúcido, pleno de salud, de pie.
Ni siquiera me dejó
marcas en la piel.
La pasión, esa mujer
me tiene “vivo”
por llamarlo de algún modo,
“muerto” por hacer una alegoría.
He dedicado mi vida
al peor de los vicios
a ese que daña, corrompe, enferma pero no mata.
Ahora, solo, sin una mujer que amar ni acariciar,
sin cigarros ni tequila.
Esta dicho: ahora mismo me siento en esa mesa
de este café y pido un tequila, compro y enciendo un cigarro,
tomaré tequila, fumaré Marlboro, y a la mierda aquel vicio tan tóxico.
Caro está, en cuanto
ella pase frente a mí
apagaré el cigarro en el piso
y beberé mi trago deprisa,
para no perderla de vista... y seguirla.
No sea que hoy
sí me esté buscando a mí.
® 2005, Andrés Castuera-Micher
De mi poemario inédito "En el exilio del exilio"
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Uy, mucha pena por un amor que es buscado y con el cual se hacen cosas que no se desea hacer, en fin, la vida es así, uno busca algo inalcanzable y quizás lo tenga ya cuando no se desee como antes.
ResponderEliminarGracias por compartirlo Andy ^o^