No me pidan que diga su nombre o mencione detalle que puedan revelar su identidad....
Dejen de insistir en que confiese aquello que en promesas yo callé en mi mente...
Confesé ya su existencia, he aceptado su presencia y el que estuvo siempre aquí...
No cuestiones mis motivos, no le estorben a su memoria solo déjenme llorar su historia...
El nombre de la amante se pronuncia solamente
un día después de la muerte,
dentro de la tumba,
gritando al cielo boca abajo.
El nombre de la amante se escribe alguna vez
en la arena de una playa,
Y, luego, el mar lo borra
por siempre, sin rastros ni memoria...
No diré una sola palabra mas de ella,
confórmense con saber que fui plenamente suyo...
Si quieren conocerla
basta con que vean mis ojos que la miran hoy
que no me abraza.
Pueden estar tranquilos al saber que existió
una mujer así,
sin ser sueño o fantasía...
Ahora ya no está,
nadie habla de ella,
no se le verá jamás.
Y no diré su nombre.
Lo sé, tengo que irme
no hay más aquí, contigo.
Pero esta confesión, no fue para pedir perdón,
no estoy arrepentido, no necesito compasión
de nadie ni por nada.
Lo dije porque quiero
que se sepa que existió alguien cómo ella
y en homenaje a su recuerdo.
©2000, Andrés Castuera-Micher
Del poemario Torres y Laberintos incluído en mi libro "Tinta Derramada"
Adquiere este o cualquiera de mis libros haciendo click aquí
Ah que triste, siento que hablas de alguien a quien quisiste mucho pero que al decir que ya no está es por que murió no es cierto? Bueno, al menos sabemos que hay personas que abundan en nuestro querer y corazón que amamos mucho y que, por alguna razón ya no están a nuestro lado pero que aún los recordamos.
ResponderEliminarGracias por compartirlo Andy (^_-)