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20/2/09

Darwin y Adán en Tacuba


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Un viejo medio loco habitaba el cuarto del fondo de aquella vecindad de Tacuba. Esto nos lo contó la casera, la única que conocía de cerca al anciano. Tenía un pequeño chango, simio le llamaba él. Don Carlos, que prefería ser llamado por su apellido, Darwin, se empeñaba en enseñarle a su mascota cómo ser un humano, sin embargo, el primate, que a veces parecía ser el más inteligente de la pareja, lo intentaba persuadir de mil maneras: demostrándole que sus manos serían peludas por siempre, que las palabras no saldrían nunca de su boca, y que la evolución era sólo una fantasía del viejo.
El anciano, medio loco, no cesaba en su empeño y terco, como todos los de la época, a base de repeticiones perpetuas al estilo “Naranja Mecánica”, provocó que el chimpancé amaneciera un día con la ilusión de erguirse y volverse hombre. A pesar de las burlas de las y los vecinos chismosos, se hizo a la tarea de complacer a su viejo amigo.
Su impaciencia era mayor a cada rompecabezas que armaba, a cada nuevo cubierto que aprendía a utilizar y en cada logro respecto a sus modales.  Un día el simio fue vestido por su maestro de saco y corbata, sería su primer día en sociedad, lo llevaría al mercado de Tacuba para que aprendiera a relacionarse con los demás.
Adán, como había sido nombrado, ilusionado, caminó con el viejo de la mano, mientras atravesaban el patio de la vecindad, nadie daba crédito a lo que el loco del catorce había logrado, en verdad había convertido a un chango en niño.

Tan pronto doblaron la esquina, Adán comenzó a preguntar cosas, cada cuadra que avanzaban rumbo al mercado, formulaba preguntas que Darwin no podía contestar.  Quería saber las razones por las que había gente muriendo de hambre, los motivos que hacían que las niñas y niños estuvieran tristes y mugrosos. Don Carlos no respondía nada y sólo aceleraba el paso. Pero a Adán, cada mendigo que encontraba, le hacía un nudo en la garganta, los pequeños descalzos y muertos de hambre lo intranquilizaban; en cada esquina, la gente empujándose y gritándose por cualquier cosa, lo ponían sumamente nervioso.

Al fin llegaron al puesto de revistas donde Darwin se detuvo, como todas las mañanas, a comprar su diario. Adán observaba con ojos enormes y fijos, las portadas de todos los diarios, con esas imágenes llenas de rojo, y de cosas que no podía entender. El regreso fue en silencio, no hizo más preguntas.

Tan pronto entraron a la vecindad, Adán se soltó de la mano del viejo y mientras recorría el patio, iba arrancándose la ropa, luego se tiró sobre sus cuatro patas y, en lugar de usar la puerta, trepó por la ventana para entrar en la casa. El viejo no entendía esa actitud, su creación comenzó a comportarse de la manera más animal posible.
Tras varios intentos infructuosos de Darwin por recuperar la humanidad de Adán, tuvo que encerrarlo en su jaula como un simio, ante las risas y burlas de la casera y sus ocho chamacos.

Por la noche, las imágenes de aquellas portadas, atormentaban la mente deteriorada y confundida del primate, plagándola de pesadillas aterradoras con cosas a las que no podía ponerles nombre, pesadillas que parecían, además, interminables.

A punto de desayunar, Darwin observaba en silencio el desenlace de su creación y, mientras revolvía su café con la cuchara de siempre, trataba de entender por qué, su más querido discípulo, colgaba de su jaula, ahorcado en un patíbulo improvisado.

- Es lo malo de trabajar con animales – repetía furioso el científico.



® 2006, Andrés Castuera-Micher. 
Publicado en 2017 en el libro "Renglones que Saben a Ciudad"


Indiferencia


Ese día te levantaste mas temprano que de costumbre. 
Te bañaste con agua sorpresivamente tibia, te afeitaste con excesiva precisión y desayunaste con un apetito excepcional. 

 A la mesa, tu mujer admiraba aquel cambio de actitud, así, seguramente hallarías algún empleo. 

 - Me voy, llego tarde a mi cita. – Dijiste con voz entre cortada. 
- Dales lo mejor de ti y verás como si lo consigues. 
 - Así lo haré. – Respondiste mientras cerrabas la puerta. 

 Ansioso acudiste puntual, a las doce menos cinco, entre admirados personajes que anteriormente, día a día te habían visto caminar de un lado al otro mugroso y cabizbajo. 

- Así se hace. – Te gritaban. 

Te esperaba ansiosa en lo más profundo de la estación Balderas. 

La miraste, sus brazos se extendían con una sorpresiva incondicionalidad. 

 Nadie sospechaba de tu encuentro con ella a pesar de que todos miraban sorprendidos el abrazo que te daba.

 Puntualmente, mientras el metro y la electricidad los ocultaban por siempre.

® 2006, Andrés Castuera-Micher. 
Publicado en 2017 en el libro "Renglones que Saben a Ciudad"

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14/2/09

Se queda

Después de setecientas noches
con sus días, sus insomnios y sus pesadillas,
tras treinta y cuatro estrategias infalibles para olvidarte
y con seis o siete camas compartidas,
a lo largo de una suicida campaña para no saber más de ti...
concluyo:
¿Si no he podido sacarte de mi corazón,
no será que es ahi a dónde perteneces?

En contra de su tu voluntad y de la mía,
tu recuerdo,
¡se queda!

Se quedan tus caricias indelebles.
Conservo tu nombre en la parte más inmediata de la memoria,
ahi, dónde más estorba,
ahi se queda.

Se queda tu fecha
tu color favorito,
tus ganas de hacer algo juntos,
se queda intacta tu frase
que llegó en el momento justo
y en el lugar preciso...
Todo eso no se va a ir aunque te lo hayas llevado,
ni podré deshacerme de tantas cosas,
en forma de tatuaje en la capa inferior del mio cardio
así, así se queda...

Tu ausencia,
esa ausencia de estar siempre en todos lados,
esa también se queda...

¿Si no puedo dejar de pensar en tí,
no será que ya eres parte de mi corteza cerebral?

¿No serás ya un ingerto de mi piel?

¿Acaso es verdad que hay cosas que no se pueden olvidar?

El amor que hay para tí,
no es reciclable,
ni biodegradable,
y esta a tu nombre,
así que se queda,
en la reserva,
en el rincón de las cosas importantes
en el cajón lleno de polvo
dónde se guarda, entre otras cosas,
la fuerza para seguir viviendo...

Se queda,
nada de eso se va, se olvida, se desvanece
ni siquiera se deja para otra ocasión...

No más luchas imposibles por sacarte
de un lugar dónde fui yo quien te puso...

A vivir con eso,
sin pena,
sin culpa...

Ahi te quedas,
y así,
a vivir,
con lo hermoso que es tenerte
con tinta indeleble, en esta historia...

10/2/09

Constancia

Compañera de ausencia,
gracias por curarme de mi ridícula obsesión por el amor…
Lo mejor que me ha pasado fue enamorarme de usted,
volver a sentir lo que se siente estar pensando en alguien,
escribirle a alguien.
ver a alguien que te estremece,
que te mueve todo por dentro...
desde la secundaria que no lo sentía, creo que se me estaba olvidando...
y bueno, estaba obsesionado con que eso no existía... y bueno mira... me has curado de esa obsesión ridícula...

puede parecer lo peor enamorarte de alguien que no te corresponde...
pero si ese alguien te hace sentir así...
pues no le veo lo peor...
además así es el amor...
así de desalmado...
así de crudo...
pero así de intenso...
No siempre los dos que deberían enamorarse como idiotas, lo hacen el uno del otro
… porque caminamos juntos, con una meta en común, pero no de la mano, no atados del corazón...
porque tu corazón tiene candado y la llave que traes en la mano abre el mío y no el tuyo...
Acá estoy yo, escribiendo como en el patio de la secundaria,
escribiéndole a la de la sonrisa bonita
que sólo me ve como el chavito que escribe bonito en su cuaderno…
Pero de eso se vive, de enamorarse, no de que se enamoren de uno…
Gracias por curarme de mi ridícula obsesión por el amor, gracias por existir.

6/2/09

Tuve que sacarte la verdad a besos...

Tuve que sacarte la verdad a besos
porque tus labios no querían decirlo de otro modo
y tus ojos no querían verme porque no han aprendido a mentir
…y así nomás, ya la estaba besando

cuanto tiempo espere besarla así, así de pronto
pero ya no podía esperar mas
sus labios se estaban poniendo insolentes
y tuve que besarla
hasta que me dijera que sí o que no
pero que dijera algo

y así le saqué cada palabra
cada punto, cada coma de la verdad
a punta de besos…

…lástima, la verdad no fue como los besos…

esa dolió,
lastimo,
abrió heridas viejas y nuevas,
mutiló desde los labios
hasta la planta de los pies que habían olvidado el piso…

Trato de concentrarme en los besos, esos que llenaron la plaza vacía,
quiero pensar nada mas en sus labios que besan
y no en los que hablan.

Porque cuando besan sus labios me enseñan
mas o menos como es un sueño hecho realidad,

pero cuando hablan me enseñan
la realidad haciendo pedazos al sueño…

Tuve que sacarle la verdad a besos,
y es que si su boca hablara y besara al mismo tiempo
no podría decir esas cosas que duelen…

5/2/09

Amor en linea

Hoy dejas de ser una extraña
hoy no serás mas palabras en la distancia
tus letras negras, derechitas y a veces titubeantes

hoy tendrán unos ojos, unas manos, un cuerpo
ya desde siempre soñaba con tus letras y palabras
a partir de hoy, sueño con tu voz, con la voz de vos…

Compañera de ausencia,
me llevas a partir de hoy a un lado tuyo, del que quieras, derecho o izquierdo,
sé que llevas del lado opuesto a todos los demás, pero ahora,
yo ya no puedo irme
y no sé si alguien se irá de pronto,

no quiero, debes saberlo, no quiero que me pertenezcas,
quiero sin embargo que nos pertenezcamos una vez cada cuanto…

que seamos nuestro mundo, sin pensar por lo pronto, ni vos ni yo ni los otros…

¿que mas le da?

De la estación de mi mundo con usted
sale a diario un autobús con destino a donde tu quieras
pero claro está, con viaje redondo,
para que regreses, y de paso me cuentas lo difícil de la vuelta a casa…

…yo mientras miraré sus ojos en la ausencia
esos ojos tan suyos y tan míos esos ojos, esos ojos color ojos…

Compañera de ausencia,
salte conmigo al abismo,
este loco no lo piensa ni una ni dos veces, mucho menos tres…
este loco está acá, al lado tuyo ¿no lo miras?

Yo me la encontré así, acompañada
y al mismo tiempo la voy a acompañar,
y puede deshacerse de mi cuando quiera…
…y por favor no quiera nunca

Yo acá estoy, en el rellano, en la esquina
mirándote a vos, queriéndote a vos…

Loco, de esa locura compartida,
después de esta ausencia larga
e innecesariamente prolongada

dejamos de ser extraños ¿y que somos?
seamos todo menos extraños.

Compañera de ausencia,
quizá algún día, después de los abrazos, los besos, el calor y las palabras
usted no sube más al autobús, y ese día
la amaré, la cuidaré la abrazaré y tenderé su cama…

Posdata, se que no me buscaba, pero me encontró..

2/2/09

Adiós Accidental


No era mi intención escribir un adiós,
pero ahora que te vas, y te vas para siempre,
te dedico este pedazo de poema...

de un poema no que debiera escribirse y sin embargo:
 te vas y es para siempre

de nada sirven ya mis plegarias, mis promesas, mis rabietas,
incluso este pedazo de poema, no sirve para un carajo
porque te vas,
y es para siempre
y yo,
escribo pues este adiós, con tono solemnemente melancólico...


Te pido por favor  que te lleves la daga
con la que iba a cortarme las venas el día de tu partida,
es evidente que no lo haré
porque soy valientemente cobarde.

Llévate todos mis zapatos y regálaselos a un pordiosero,
yo ya voy a caminar descalzo y además voy a caminar poco.

Toma estas veinte cartas que me escribiste,
te devuelvo todas tus palabras para que puedas usarlas de nuevo
¿de qué vas a servir sin ellas?

Tómalas, tienen algunos “te amo”
que seguramente sirven todavía
y entre líneas hallarás también consejos para conquistar un corazón.

Te vas y nada queda de ti 
si no tu ausencia, tu aroma
y el hueco en la costilla izquierda.

Si pudiera te daba mi corazón para que lo llevarás contigo,
pero es una víscera, llena de cartílagos
y para que coño iba a servirte.

Además no me voy a morir porque te vas,
peor aún: voy a vivir después de que te vayas.

Quisiera acompañar con una música tenue y adecuada tu partida,
pero hace tiempo que tus oídos no escuchan nada.

No era mi intención, lo juro, despedirme
pero ya que te vas,
ya que te me vas, mi mujer de tantas noches,
tómate una copa de vino
y vamos a brindar,
no por lo que fue, 
eso ya no es,
vamos a brindar con el pecho erguido por lo que será:
por ti, y por él,
por mí y por ella,
porque seamos desdichadamente felices

y porque una vez cada cuando 
nos acordemos el uno del otro
y nos dediquemos esa lágrima fugaz.

No quería escribir un poema de despedida
pero te vas y has dicho “para siempre”
y yo...
me despido al estilo de los de mi estilo.

Llévate también una bufanda para el frío, 
este libro viejo para el calor
y llévate tu desnudez que esta ahí tirada bajo la sábana,
mira que si la dejas, no respondo
y quizá puedas necesitarla algún día mas que yo.

No pensé que diría cuando te fueras
y no quiero pensarlo ahora...

ya ves, yo siempre diciendo lo que pienso
y ahora no pienso lo que digo...

...así nos pasa a los que vemos irse a quien tanto amamos, quien además se va  porque tiene que irse
y dice que es para siempre.

Llévate algo para el camino,
no te vaya a dar hambre
toma una manzana,
un pan con mermelada,
y un pedazo de mis labios,
no te doy todos los labios
porque quiero besar a alguien algún día,
no a ti,
no te preocupes,
ahora entiendo que es para siempre.

Pon tu maleta en el suelo un momento,
deja que suene el reloj
para que quede marcada tu partida para siempre…

¿No quieres llevarte la cama? ¿las paredes? ¿las sábanas? ¿la regadera? ¿el ropero? ¿el suelo? ¿la alfombra? ¿la radio? ¿el saxo? ¿la guitarra? ¿la pluma fuente? ¿la puta vela? ¿el pinche cuadro estúpido de la pared de la sala? ¿la pinche sala entera? ¿la foto con esa estúpida sonrisa?

Anda,
llévate un poco de acá,
que yo me quedo sentadito sin decir nada
mientras tu te llevas mi vida en esa maleta llena de vestidos vacios.

No era mi intención despedirme,
ni escribirte un poema inservible.

Pero tu te vas,
¿y que le vamos a hacer?
Te vas para siempre.

®2007, Andrés Castuera-Micher, "Del desamor y otras formas de morir"

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