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27/5/23

Credo como quiero creer


México, creo en ti,

en tu sueño confuso

en tu gloria postergada,

en esa tu libertad violada 

por el falo de la ignorancia, 

la inocencia, la pobreza y el abuso.

Creo en tus mares firmados al portador,

en tus cielos de ángeles expulsados,

de dioses sin pudor 

peleando por poder,

en tus rezos cansados de perdón

encerrados en los claustros 

de tus palacios seculares.

México, creo en ti,

creo como quiero y puedo creer.

Quiero creer que duermes como esa mujer volcán,

cómo deseo saber que esperas,

que anhelas, que luchas en tus entrañas.

México, creo en ti,

en tu ayer, en tu hoy 

y sobre todo en tu mañana

tantas veces demorado.

Creo en tus tranvías, 

testigos mudos de la 

injusticia callejera,

creo en tu ley de fantasía,

en tu virgen morena 

violada por los intereses políticos

de la Roma actual.

México, creo en ti,

en esa política velada 

por los balones de fútbol,

creo en ese partido único de los mexicanos: el América – Chivas.

Creo en tus hijos distraídos, dormidos, pendejos...

...en ellos creo, como creo en mí.

Creo que tu mujer dormida despertará,

como vengando el pasado, exhumando tu furia ancestral

y llevándose a todos a su paso.

Creo en tu gloria olvidada, en tu memoria borrada.

México, creo en ti,

pero tú, ya no eres México.


® 2003, Andrés Castuera-Micher

Publicado en mis libros Círculo Cromático y Mi País Roto

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22/5/23

¿Por qué tengo que amar a México?


¿Por qué tengo que amar a México?

si mi país ya no es mío,

es de esas manos manchadas

por la tinta verde del dólar robado,

si mi sed insoportable, aún es mi sed pero mi agua

no puedo beberla,

no es mía, es una deuda ajena y vieja...

Esos tonos verdes que sembraron los de antes, 

ahora se han teñido de otro verde... 

uno mas costoso 

y que no sirve para comer.

Ese nuevo verde no esta en mi bandera, se pinta solo en las bolsas de los que tanto han pisado el lienzo tricolor 

en aras del progreso...

En los campos, ya no hay campo para el campo,

solo se pavimenta el seco recuerdo de los que tuvieron 

que huir de sus adobes humeantes.

Se fueron esperando vivir mejo

cuando mejor hubiera sido vivir...

¿Por qué tengo que amar a México?

Si el Náhuatl avergüenza a los que lo hablan

y el  español 

se digiere y se mastica con 

el inglés en las gargantas de moda.

Si mis costumbres son la costumbre

de hacer todo menos lo de costumbre.

Si a los “tatas”, 

a mis sabios, los veo en un asilo

instruyendo a enfermeras sobre las cosas importantes de la vida...

y a otros tantos en la calle piden limosna

después de haberlo dado todo...

¿Por qué? 

Si los niños ya no son mexicanos,

son de una patria llamada “la calle”

y su nación se reparte sin falsas democracias con la ley de la selva...

Si las cárceles están repletas de inocentes que no conocen la ley,

y la ley la hacen los culpables...

¿Por qué tengo que amar a México? 

Si México ha dejado de amarse a sí mismo.


®2003, Andrés Castuera-Micher

Publicado en mis poemarios Círculo Cromático y Mi País Roto.

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21/5/23

Me dueles tanto América Latina


Cada que escucho tu historia

con la voz de un quetzal, 

con la furia del jaguar,

labrada en tus montañas de cobre.

Esa historia de manos que adoraban al sol.

Cada que escucho esa historia

me duele tanto

el yugo de cantos impuestos,

me escupe en la cara la cruz clavada con tanto odio

en Machu Pichu, Coba y Tenochtitlán.

Me lástima tanto el relato de los ricos mamando el oro de tu seno cobrizo 

para limpiar la sangre de sus causas.

haciendo joyas para esos pechos marchitos.

Me causan náuseas 

las monedas acuñadas con tus rostros imperiales

para explotar a los hijos de tu tierra.

Me dueles tanto América Latina.

Cada vez que lloro tus lágrimas 

de olor caoba, color ceniza,

lloradas con la pureza de aquellos ríos de tus venas,

ese llanto de lluvia perpetua.

Cada que lloro esas lágrimas, 

me duelen las que no dejan llorar,

me arde la lástima de los nobles disfrazados en harapos de rico,

me insultan esos que lloran por los necesitados

a los que tanto necesitan para no morir de hambre.

Esos altruistas alimentándose del hambre de los otros.

Me duele, me lastima 

que lloren esos campos,

que lloren como cementerios esperando ser exhumados.

Me dueles tanto América Latina.

Cada día de sol,

de ese sol al que alimentabas 

con corazones de hombres.

Cada que me acuerdo de aquel sol de magia y misterio

me duele que sea ese mismo sol el que está hoy

incendiando las calvas de tus ancianos,

deshidratando los cuerpecitos de sus niños olvidados.

Me lastima que hayan puesto precio al sol

para negociar con la sombra.

Como me dueles América Latina,

me duele tu nombre vendido por deudas al águila caníbal,

me duele tu sangre prostituida,

me arde tu sumisión, 

me ofende tu pasiva agonía.

No puedo ver mas a tus hijos con el rostro del color de tu sangre,

no soporto verlos así, serviles, entregados...

Me duele América, 

me duele que tu centro le tienda las camas a tu norte, 

me lástima que tu sur 

sea solo el tapete

en que se limpian los zapatos los pies blancos.

¿Dónde están tus guerreros?

¿En que laberinto se perdió tu lucha?

¿Quién profanó tus templos y mató de nuevo a tus muertos?

¿Quién eres América?

¿Quién fuiste?

¿Quién eras?

¿Quién serás?

Me dueles tanto América Latina.

® 2004, Andrés Castuera-Micher

Publicado en mis poemarios Cïrculo.Cromático y Mi País Roto.

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19/5/23

Crónica de una muerte no anunciada


¿Quién lo diría?

El odio duele más que el amor o,

en este caso concreto, 

odiarte es más doloroso que amarte,

Es tanto el odio, tan poca la vida y tan poco lo que me queda de corazón

que este odio tan grande, 

este rencor del tamaño de tres corazones

esta terminando con el mío tan roto y tan corazón.


Me has hecho tanto,

y sin estar has hecho aún más,

porque tu ausencia se comió 

los pedacitos de corazón

y aniquiló la valentía y la estrategia para olvidarte.


Ante mí, dos alternativas:

Olvidarte o morirme con tu recuerdo.

Opto por la primera,

no obstante que la segunda habita en cada uno de mis pasos.


Mi vida es una farsa dividida en tres actos y un intermedio interminable:

Acto primero: 

Pasado lacerante: Aparezco yo contigo, haciéndote el amor a fuerza de cuerpo y anhelos frustrados,

luego, en la escena segunda, 

tú sobre mi, 

con ese juego de dominar voluntades y, 

entre sexo y sexo 

hacemos el amor una y otra vez. Por monótono que puda escucharse el drama escénico 

no lo es, no lo es y no lo es.

 Escena seguida (a la que hemos nombrado tercera): tu cuerpo desnudo, mi cuerpo desnudo, el agua tibia de la regadera y un trozo de nosotros habitando el mundo de las sábanas sudadas.

Esto véase cada noche, cada mañana y, de pronto, 

los salvajes que solo hacían el amor por instinto, son sorprendidos con charlas interminables en el parque 

y él (o sea yo) y ella (o sea tu), caminan abrazados a ilusiones y sueños que, 

por respeto al autor

(es decir nosotros)

no serán reproducidas 

en este escrito.


Segundo Acto: 

Aquí es donde las dos alternativas antes citadas cobran vida...

Lucha por no morirme en el intento de olvidarte,

o lo que es igual,

incertidumbre del presente,

Escena única: aparece un cadáver aparentemente 

aún con vida, 

camina por el borde de la tierra conocida, como eunuco, como monje, como abstemio en contra de su voluntad, con la cabeza agachada. 

Odiando, odiando y tres veces odiando y así como odia, el individuo este, 

se va consumiendo en su intento de ausentarse del mundo. 


Escena desúnica:  

El desamor y las cuatro formas de odiar y morir en el intento. Escena altamente violenta para ser escrita en cualquier tipo de renglones, pero imagínese el lector la gravedad de la tácita escena.

Aquí llega el largo y tenebroso intermedio.: las ganas de morir, los suicidios frustrados por cobardía y la posibilidad latente de tu regreso.

Todo eso en seis meses de incertidumbre y de no hacerle el amor a tu cuerpo.... 


Se presenta en este intermedio largo y relativamente corto la  calificación a mi vida: 

Del 1 al 10: 5.7, esperando que suba a 6 aunque de todos modos reprobaría. 

Trágico y lúdico, mas bien sarcástico sube al escenario el entreacto con el resumen del que debieraolvidarse primer acto....

Tercer Acto: 

Futuro Incierto. Aparece un tipo sin esperanzas, parado al centro de una calle vacía y no 

sabe que hacer sin ti.


®2007, Andrés Castuera-Micher (inédito)


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7/5/23

Tregua


Compañera de ausencia,

le propongo una tregua con los recuerdos,

quizá unos segundos para mirar el mundo sin nosotros,

¿Verdad que es triste?

¿Verdad que no suena la música?

¿Verdad que los silencios son mas largos que lo usual?

¿A que le sabe esa malteada de fresa?

¿A que le huelen las sábanas vacías?

¿A que le teme en la oscura habitación?

Compañera de ausencia,

¿Qué tal si de pronto nos hemos ido para siempre?

¿Qué tal si ese adiós es para siempre?

¿Qué tal si no volvemos a vernos?

¿Nos habremos dicho todo?

¿Nos habremos querido lo suficiente para no necesitarnos nunca mas?

¿Nos habremos machacado bien los sueños, tanto que nos quedara solo uno para soñarlo cada quien por su lado?


Compañera de ausencia,

todavía no pierdo la cuenta, aunque quisiera, de los días sin usted,

pero presiento que han sido casi los suficientes,

¿qué tal si pierdo la cuenta y se me olvida de repente?

¿y si se me olvida usted y todo lo demás?

¿qué voy a contar cuando deje de contar los días desde que se fue, desde que me fui, desde que nos fuimos desde que fue?

¿con que cara habremos de encarar el futuro si dejamos atrás de verdad nuestro pasado?


Compañera de ausencia,

ya no sé a ciencia cierta si le estoy escribiendo

o solo hago como que le escribo,

usted por allá, yo por acá,

sin una balanza para pesar que ausencia pesa mas,

pero con la firme idea y la tenacidad de darme una tregua con esa ausencia suya tan difícil de librar... siendo honestos, hoy es un poco mas fácil, pero debo mantenerme firme

en la lucha por conquistar de plano su último adiós y para eso

para eso compañera se necesitan mas que palabras,

®2007, Andrés Castuera-Micher

De mi libro "Compañera de Ausencia ' adquiere cualquiera de mis libros haciendo click aqui

3/5/23

A ella, la tristemente casada de los ojos serios


Lo más triste de todo es que no te volveré a ver.

Y yo acá, pensando en ti
y pensando un poco en que, usted quizá está pensando en mi.

En algunos minutos estará dormida junto a él
y pensando igual que yo, pensando en lo que pudo ser
si hubiera sido,




y aunque lo nuestro no fue desde un principio
porque no dijo nada,
y no dije nada.

Si supiera cuantas veces pedía señales del destino
y hoy, se cansó de dármelas, 
se cansó de dárselas
y ahí estaba el destino cansado y gritando.

Usted se quedó sola tres veces,
yo me quedé callado cuatro
y la mano me tembló cuando escribí mi número en ese papel
que tampoco le entregué por la misma razón por la que ahora
escribo lo que no va a leer.

Es casada, lo sé, no porque fuera con él del brazo,
lo sé por esos ojos de cansancio,
lo sé por esa sonrisa que se le escapó cuando nos encontramos.

Es casada y no es feliz, lo sé, lo sé y creo que también usted lo sabe.

Él se reía como un tonto con una película tan tonta y usted,
usted aprovechaba para regalarme una sonrisa.

Yo la ví a usted ochenta y ocho minutos,
soñé despierto con usted, 
le tomé la mano
y salíamos por el pasillo de la sala en medio de todos.

Pero de pronto me sonrío de nuevo.

No tengo la menor idea de su nombre
y usted no sabe como la amo,
como la necesito,
como la necesitaré mañana,
igual que sin necesitarla la necesité a mi lado, en esa butaca tan vacía.

Acabó la función
y mi función, la del amante furtivo,
la del secreto que tendría que guardar.
Esa función a acabó antes de iniciar.

Su sonrisa era suficiente y sin embargo, antes del final,
su sonrisa con el doble de labios que la anterior
era muy clara,
pedía a gritos que yo hiciera algo que seguramente no hice
solo le sonreí, 
como el idiota que soy,
como si lo que usted necesitara fueran sonrisas…

Mi valor,
pensamientos estúpidos como "demasiado bello para ser cierto..."

Ahora en el mismo lugar de siempre,
sentado acá, 
haciendo lo que 
no me cansó de hacer
como si a usted le hicieran falta mis letras
o algún estúpido intento de poema.

Lo que usted necesitaba lo he tratado y es ahora un nudo en la garganta.

Ahora usted está dormida a su lado
y yo, que tuve el mundo en una sonrisa,
yo que casi podía tocarla cuando el no estaba junto a usted.
Soy eso: solo yo.

¿Qué me costaba decirle algo atrevido  en un suspiro indiscreto?

Darle este papel idiota que, ahora,  adorna el bote de basura

Por si lo anterior no bastará:

Por tercera vez las coincidencias,
en la escalera, sola, como si buscara lo que no encontró.

Sus ojos serios, su sonrisa transformaba su cuerpo en ese cuerpo solo
buscando saciedad.y yo sediento de usted.

Sesenta segundos que cambiaron mi vida,
y que hubieran cambiado 
la de los dos…

El uno, el dos…

...y el tres, el tres bajando la escalera, buscándola

Y por último, el retrovisor,
ahí estaba su bello cabello 
largo y dorado, su mirada seria y su última sonrisa
con sabor a un “adiós para siempre idiota”

… y la dejé ir caminando al ritmo del pudo ser…


®2005, Andrés Castuera-Micher, inédito.


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