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27/10/09

Círculo Cromático (2007) "Guinda Cereza"

GUINDA CEREZA


enciendo una vela

Enciendo una vela
para que en este oscuro lamento
pueda verse el calor de tu boca
que no pretende soplar al fuego.
A oscuras se ve a lo lejos el rojo cabello de mis ansias
y con el viento se va todo.

Ahora con los pies mojados de un río
que ha caído ¿calzamos ambos?
Si tocamos el cielo ¿tocamos ambos?
¿O es que lo secretos tienen solo pies descalzos?
Las manos a oscuras buscan tu rostro…
…enciendo una vela por estar ahí,
tan sólo estar en ese espejo mortal
de tus labios al sonreír…
Enciendo una vela
para no prender la luz y ser sorprendidos por el mundo.


psicología enorme de una pequeña soledad


Mi mente no puede calmarse,
no es cuestión de confesar
sin embargo las ideas quieren traicionar el sello
de los nombres que sólo se mencionan mañana, cuando haya muerto.
El pensamiento se confunde, pero no en ayeres inciertos,
no sirve el intento de ver cuadros en el papel blanco,
las ideas no tienen precio.
Mi mente no puede ser medida,
sólo se desordena al compás de la tuya
gritando ser una locura que no quiere ser curada.
Esto no se cura, no es locura
es tan solo miedo a la cordura…

Miedo de tocar la tierra
y no hallarte como en este cielo
pintado de un color azul infierno…
No se puede domar la mente que ha roto la cadena de las gráficas
y saltó al abismo sin ser empujada…
Si esta locura es pecado,
júzgame tú, domadora de mentes.
Pero si se trata de aquel sueño de antaño,
sella mi secreto con tus labios inconscientes…


tres formas de romper un hielo

Puedo violar el sello de tus labios
y robar un minuto de néctar
de tu suavidad lejana,
oculta en el misterio de tu ropa blanca.
Puedo viajar de noche, en tu noche, en tus suspiros
y robar la urna donde reposa el secreto de un dios no pedido.
Esa, oculta en la mirada tras el lecho de sábanas manchadas.
Debo ser un poco menos yo,
y estar volviéndome un poco más tú,
así entonces, quizá no me separe jamás
de este bendito pecado…



encrucijada


No quiero mirar de frente,
el encuentro puede ser definitivo.
No camines en mis pasos,
si se cruzan con mis sandalias de sangre y nostalgia
nunca podrán caminar solos.
No escondas el amor,
ese sembrado sin sábanas y cosechado sin escrúpulos,
si el silencio vuelve a romperse
tendrás que hablar siempre de esta historia.
No lleves tus sueños en los ojos, así, tan a flor de piel
si son vistos por mi pupila ansiosa
ya no veré nada que no sea tu interior de santas profanaciones.
Calla, no digas tu nombre,
no lo digas porque podría aprenderlo
y sería lo único por gritar en mis insomnios de derrotas.
No derrames tu sonrisa cuando caminas,
debes saber que si la interpreto
haré de tu cara un escudo de guerra, un nudo de historias falsas.
No hables en silencio, si te escucho nunca podré escapar…



Testamento sin tinta

Pronto gritaré el final de la historia,
antes de que muera ahogado el secreto.
Una nada basta para dejarte mis palabras,
las que el viento nunca quiso llevar consigo,
las mas estúpidamente honestas...
...que poco importa ya la importancia
...que poco estorba ya lo que estorbaba
...que poco ayuda ahora lo que podría ayudar
...sin embargo el tiempo espera.
Esta tinta derramada sobre un libro,
sobre aquel nombre de hoja en blanco
como si solo siempre fueras tú
en aquellos nosotros, los de papel y crayola.



Paraíso

Se muere tan bien aquí sin que llegues
antes que llueva.
Un momento sin muerte, con la mirada llena de vida
conteniendo el alma, y los sentidos confusos.
Se ama con tanta calma,
en los rincones de espuma roja,
en tus lienzos de trazos inciertos.
En el lugar de huellas de cuatro en cuatro
en este cielo intratable
en esos minutos sabor sudor.
Se calla tan bien aquí
en este desierto de pecados nombrados por
leyes sin pecado.
Se ama tan libre
librando la batalla por romper el silencio...
Se muere tan bien aquí,
que puede ser quizá,
después...



mientras tanto


Escape
huída
candado en el sobre,
parafina en los nombres,
sepulcro del poeta.
Muerte del amor inmortal,
late por última vez este reloj
de sangre reventada por el compás de tu cintura.
Se tiene que reír de nuevo el reloj que camina para atrás.
Reposo, mirada, sonrisa, verdad
alma, temor, final en silencio.
Lo que nunca se dirá en el paraíso
como si fuera esa fuente húmeda sin una gota de agua,
en un instante y dos “mientras tanto”
nuestro último ruido, juntos, así.



visión

Quiero verte a los ojos
aunque tus muslos impidan que mi mirada cruce tu cintura.
Quiero beber tu sangre,
y limpiarme con el lienzo que ha secado el sudor de tu lágrima roja,
paso a paso, mujer de carne y carne.
Quiero romper la barrera de tus senos,
cubiertos por una moral con textura de encaje exagerado,
abalanzarme sobre la inútil resistencia de tus brazos,
delante de aquellas fotos de infancia.
Quiero hacer que grites que grite,
y quiero gritar,
romper la hipocresía de tu silencio de dama doblegada,
sufrir, sufrir en tu descenso, cuado caigas
de tu monte de sudor sin pudor.
Quiero detenerme en tu abismo,
en tus cabellos enredados al brazo perdido en tus latidos
y quiero ser yo al final esa cobarde y miserable lágrima.
Quiero nublar la visión que has tenido en la cama color melancolía.




insisto


Insisto en ser esa sombra de tus pasos
de la recámara a la barra.
Esos labios de la copa a mi vientre,
ese vientre de mi copa a tu sombra,
quiero sentir esas canciones de tu voz alterada,
esa luna de sonrisa opaca,
ese espejo de voces sonrientes.
Insisto, perdóname, en ser la canción opaca
de la luna servida en una copa.
Insisto en el vino de tu sangre,
en ser el néctar magenta que recorre
los alaridos de los dos haciendo un solo cuerpo...
...una destrucción.
Un minuto ante el espejo de luna opaca.
Insisto en madurar tu cuerpo
al envolverlo en el periódico viejo de mis historias de infancia.

Con esa ansia infantil
luchar contigo en esa guerra de generaciones,
esas que se obligaron a sentir por sentir.
Insisto, disculpa de nuevo,
en tus caderas de leche de gotas blancas.
en tus alejadas canciones de cuna
en el arrullo de tus sábanas virtuosas color magenta violáceo.

Insisto en ser la sombra azul de tu mas
rojo morado.



eres tan simple


Eres tan simple
como el agua que bebí por soportar tus senos.
Somos una especie de animales que no saben llevar el celo,
como dos extraños cogiendo
por falta de un mejor lugar para saciar el instinto,
ese que se nos negó cuando renunciamos al simio.

Soy tan cualquiera
como aquella en la que te has vuelto cada noche,
en que muda, en tu llanto de melancólica estupidez
intentas hilar uno de mis pasados
con el futuro que hemos olvidado, ayer.
Eres tan simple como el viento que tragué
cuando negaste tu aliento.
Y así, has negado el placer.
Ese que ayer te dejó tendida entre ramos de rosas amarillas
sepultando tu cuerpo de una sencilla timidez.
Somos simplemente cualquiera
y cualquiera que hemos sido es sencillamente nosotros.
Eres tan simple,
entre las simples corrientes de tu vientre abierto
enterrando la sencilla unión obligada en los sacramentos
de tu vida ensimismada.



como agua caliente


En tu brisa de cabellos de un desorden conmovido
por la lentitud de mis fracasos,
en esa osadía por llevarte al cielo, ese que sólo tu conoces,
egoísta y ladrón de un paraíso fingido.
En los lentos y lejanos sabores de tus labios,
estando así en un profundo color marrón,
saliendo por el carmín de tus suspiros ocultos,
entre sábanas de menta,
despojando esas ropas de tela barata,
descubriendo la tela fina de esa desnudez anunciada.
En tus cabellos de una brisa conmovedora y desordenada,
enredando la mente, esa que no es la meta de las sábanas...
Estando dentro de esas risas interrumpidas por la lenta
agonía de tus gritos,
esos que sucumben en el deseo de un mas allá...
Allá no hay nada, aquí estamos los dos.



tu prostituta elegía


En tus flores de oriente,
en este paraíso con código de barras
ese oro que brilla con monedas de cobre,
tu tapiz negro a precio de blanco.
Esa vela tuya
que apagada es esa manía de dormir solo,
de solo dormir por esas dos bocas empapadas de una,
la nunca besada.
Niña silenciada por el lastre de un alma robada.
Y cuando me robo tu mano sin argolla
en el momento preciso de lamer tu maldita existencia
con el árbol revelado tanto tiempo atrás.
Lejos, lejos de la censura de tu baile clandestino
rígeme ley de mujer
rompiendo el cristal de la vida bien vivida,
vivida en otra vida que quiso ser vida.
Me sorbo tu tiempo amarrado
con esa prisa de zapatos húmedos y sin zapatos.
Elévate al cielo a tu nube negada,
toca el cielo mientras caigo de la torre.
El cielo cubre tu cuerpo de un rostro sin rastro.


muñeca inmóvil

Quédate en esa espalda, no des una mirada equivocada.
Estampa esas marcas de uñas
del salvaje crujir de tu montura
en el oleaje de la cama desordenada por tu carrera contra el tiempo,
de esas palabras de suciedad oligarca
adornando tu boca que recuerda el sitio
en que quedó un poco de saliva.
Trago de un solo sorbo la sábana
aunque no dejará de hablar esa historia instantánea,
esa en que recorrimos nuestros cuerpos,
sudados por el tiempo,
extasiados por una calma de besos impares,
de caricias multiformes.
Esas caricias están a un lado de tu espalda,
maldiciendo el polvo de un par de almohadas viejas
desplumándose en la guerra de cuerpos
con armas blancas y rojas.
Déjame dejarte aquí
y quédate como quedamos.



Ceguera e idiotez


Me quedo hecho un idiota si la miro tanto.
A veces por eso cierro los ojos, para verla de otro modo
robando al oscuro de mis ojos cerrados
la luz de los suyos y la veo de todos modos.
Intento no verla tanto para inventarla y luego al abrir los ojos y verla como si fuera la primera vez.
No hay manera de que mis ojos olviden como es usted,
cómo la veo y de pronto no la veo en ese juego de mirarla otra vez.
Cuando cierre los ojos otra vez, sé que la buscaré
allá en donde usted me dijo que los sueños se hacen ciertos
y donde su mirada que dure para siempre y que el siempre duré un poco más a cada oscuridad que su luz vendrá tarde o temprano
en lo que queda de mis noches oscureciendo con su luz a la noche y a sus misterios.
Nunca su mirada fue tan fija
como en aquella noche que quedé hecho un idiota.


Relatividad


Hoy he pensado, entre otras cosas en lo poco que dura el tiempo,
a veces sus abrazos duran mas que un segundo
que dura mas que su abrazo, y entonces
instante deber ser el espacio entre un abrazo y un beso suyo.
No sé si las horas entonces sean la duración de su cuerpo desnudo.
A veces creo que el reloj
lo hicieron los que no saben del tiempo.
Cada vez que penetro su carne, el tiempo desaparece,
me derramo en usted y los segundos no pueden vencerme.
El reloj se encela de que tus piernas suban y bajen ignorándolo.
El único reloj es el que marca tu pierna izquierda detrás de mi mano derecha entre tu cuerpo sudado y mi cuerpo exhausto,
O ¿será que nosotros hemos hecho un tiempo nuevo?
No sé si el tiempo tenga fin, pero su cuerpo, doy fe, no lo tiene.
Sus senos de un delicado blanco
han decidido tocar mis manos
y mis muslos sin permiso infringen la blancura de los tuyos...
...como amo ese momento en que amo cuerpo a cuerpo
en una batalla que tu ganas y dejas que yo pierda
y al final, se pospone el duelo para otra noche.
A la cita, puntual,
tu desnudez,
la sábana pérdida, los libros borran todo lo escrito para redactar
lo que ven sus lomos.
Mi lomo que te asfixia
y tus piernas que ahorcan mis labios
mientras bebo el interior de tu vientre
a puñaladas de lengua
y mi saliva se confunde con mi semen
mas adelante
y tu oasis cae sobre mi desierto
y entonces
llegas a ese lugar que solo tú conoces
y me lo platicas con esas punzadas
que tratan de matar mi sexo
y luego un silencio marcado por la cascada
de tu líquido y los libros escriben
que la sábana se esconde pudorosa.
Los labios se cierran,
los de tu boca y los de tu vagina
y nuestra blancura
espera en silencio que nuestros cuerpos
se reten a muerte mas tarde...



nota al pie de cama


Usted se sabe quemar por dentro sin prender la sábana.
Que bien enciende la fogata entre sus piernas
y me da sueños de fuego mientras estoy despierto.
Su cuerpo es el péndulo perfecto
y yo, ante su vaivén,
soy solo un punto de referencia...
y arde
y ardo
y va y viene
y nada mejor que venirse
en su lumbre y sentir como su fuego es el que extingue mi agua
y es que sabe usted quemarse tan bien allí dentro.
Quisiera que le prendiera lumbre a la sábana
y a mi también para poder acompañarle en su delirio...
en que su sombra me sedujo
y tuve que hacerle el amor.
Estaba celosa de mi cuerpo dentro del suyo
y entonces me desnudó
y paso a paso fueron nuestras sombras
entregándose, dejando de ser sombras por un instante
se dejaron llevar por esas cosas que solo son del cuerpo
y fueron cuerpo.
Ni la luz de sus gritos
pudo esta vez desvanecerlas.
usted
yo
y un buen disco de jazz,
en penitencia, en plenitud
a un orgasmo de encontrar un objeto volador no identificado.
Míreme una vez mas, para de plano renunciar a todo
y alcanzarla en su nube de fantasía,
recoger mi boleto de ida nada más el de ida,
irme siguiendo esos senos.
No tiraré migajas, no quiero regresar
aunque el fugarme con usted sea fugarme de mi mismo.
La distancia mas cercana entre dos puntos
son las curvas de su cuerpo
Allá se mide entre su espalda y sus senos
Raro, pero sencillo.
No cabe duda que los matemáticos,
Intelecutaloides, esos asalariados de la perfección
nunca le vieron andar desnuda por la recámara.
Mañana es solo una referencia de que hoy estamos juntos
Y aquí es un punto definido por el abrazo de nuestros cuerpos haciendo el amor ruidosamente entre las hojas del calendario que se agitan inagotablemente cediendo el paso a nuestro tiempo.
No sé si exista un día después de este en que nos vulneramos,
Antes, soy fe, antes existe, porque hicimos el amor ayer.
Con frecuencia cuestionamos el tiempo mujer.
Pero “antes” es el momento justo en que mis manos están por tocarla, recorrerla, repasar sus detalles.
En este momento, entre su talle y sus labios,
existe quizá ese otro día al que llaman mañana,
No lo sé, quiero averiguarlo con usted...

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